la mujer





Sí, hoy, 15 de agosto, en honor a la Virgen María, he decidido poner un post sobre la mujer. Antes he de decir que cada vez me está motivando más esto del blog y creo que estas próximas semanas voy a ser un prolífico blogero; estoy intentando colgar todo lo que me queda de Nueva York, quiero poner una entrada (o post) de un tormentón que hubo aquí el 9 de agosto, quiero hacer un comentario sobre la película El Gran Torino y finalmente quiero poner algunas fotillos sobre el partido de fútbol americano al que tuve la inmensa fortuna de asistir. O sea, que el murciblog se prevee movido - al menos. Pero hoy quiero escribir algunas reflexiones sobre la mujer. ¿y por qué? Porque se han juntado dos hechos que me han hecho meditar sobre esto, uno es el partido de fútbol americano precisamente (al que asistí ayer, 14 de agosto) y otro es que hoy es una fiesta muy grande en la Iglesia y que se celebra mucho en mi querida España, la Asunción de la Virgen María.
El caso es que ayer en el partido disfruté mucho. Ya comentaré un poco el partido en otro post, fue todo un espectáculo, pero me fui con una pena grande. Y es que en el partido hay un 50% de importancia al fútbol, y un 50% al espectáculo. Esto no es malo ni me causa pena, lo que sí lo hace es que mientras los protagonistas del deporte son los deportistas, las protagonistas del espectáculo son las cheerleaders.
Estas muchachas son realmente guapas, uno las ve con ojos sanos y gustan, es lo normal. Pero lo que me da profunda pena es que el ambiente que tenía a mi alrededor no veía con ojos sanos. Y lo que me entristece aún más es que ellas lo saben. No voy (ni tengo el más mínimo derecho ni quiero en absoluto) a juzgar su interior, pero el ambiente es un poco frívolo.
Ahora viene el pensamiento de cualquier persona de la calle que viva en este mundo: pero hombre, ¿estás hablando de cheerleaders? Y mi respuesta es que, claro que estoy hablando de cheerleaders, y que claro que se puede interpretar como que estoy hablando de cenicientas de saldo y esquina (como dice mi compatriota Sabina, con cierta delicadeza). Y, continuando con mi respuesta, porque a menudo hay que dar razón de lo que se habla o explicaciones, es que al fin y al cabo es lo mismo, pero en distintos grados y distintas circunstancias. Por favor, no se me enfade nadie aún, quiero seguir explicando mi punto de vista. Está claro que un caso es obviamente gravísimo, duro y llegaría a decir cruel para la persona de la mujer. El otro también es obviamente mucho más suave y flojo, pero el contenido de fondo es el mismo: la belleza del cuerpo se da para conseguir algo. Repito!!! No es lo mismo, pero el fundamento sí que lo es.
Sin embargo, ahora que la mayoría de los que lean esto se habrán puesto un poco como a la defensiva y a punto de cabrearse y a darse razones para dármelas a mí, quiero coger toda esa energía y atención y centrarla en mi argumento o idea fundamental, que es muy positivo y que nace de la fiesta de hoy. Y es la bendita dignidad de la mujer.
Cuando ayer veía a esas mujeres tan guapas, me venía a mi cabeza su alma y su corazón. Que sí, que todos tenemos corazón, aunque suene a roña y a ñoña. Y el corazón es la parte del hombre con la que se quiere. Al menos yo lo llamo así, llámelo cada uno como le plazca. Y, como decía, pensaba en el corazón de la mujer, delicado, fino, atento a las cosas pequeñas, maternal, diría esencialmente maternal, profundo y tantas veces incontrolable. Y pensaba, ¿dónde se lo han dejado estas cheerleaders?
Ahora es cuando la persona inteligente me dice, pero hombre, estás hablando de cosas diferentes, una cosa son los afectos y otra cosa es el cuerpo y hacer unos bailecillos para entretener un poco. Pues sí, son diferentes. Aunque por razones que desconocemos, ambos aspectos, el físico y el afectivo, se encuentran en la misma persona. Y como no es más que una mujer y no puede separarse su cuerpo de su corazón, cuando hace algo, lo hace la mujer por completo: se quiere con todo, con el corazón y el cuerpo. O mejor aún, con el alma y el cuerpo. Por tanto, todo lo que se refiere al cuerpo es muy importante a toda la persona y a todas las personas, por lo que hay que cuidarlo y darle la función que tiene. Y dentro de las muchas funciones que tiene se encuentra la de querer. Sí, se ama con el cuerpo. Creo que es evidente. Y que mis guapas cheerleaders estaban desvirtuando un pelín esa función que tiene. ¿Y por qué? Porque, una cosa que a mí me parece obvia y aún lo suele ser en la sociedad, el cuerpo se entrega sólo a otra persona y no a muchas, como estas guapas muchachas estaban haciéndolo (aunque ¡repito! en una forma muy leve).
Por tanto, y volviendo a la alegría de la fiesta de hoy, cuidemos la estupenda y maravillosa (que en cierto caso es excelsa) dignidad de la mujer.

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